ASI SOY YO

POR UN PUÑETERO MICROONDAS

Hace más de veinte años tuve una fuerte discusión con un miembro  muy querido de mi familia, originada por una nimiedad. El desencadenante fue tan absurdo, que sigo creyendo que yo estaba en el momento equivocado y en el lugar equivocado cuando aquella enorme pelea se produjo. O sea, que yo pagué los platos rotos sin comerlo ni beberlo, como suele decirse.

Como consecuencia de aquella discusión, apenas nos dirigimos la palabra durante casi veinte años. A partir de ese momento, nuestra relación fue “educada, cordial y respetuosa”, más propia de compañeros de trabajo que se soportan porque no tienen más remedio, que de familia. La mujer de este familiar me dijo en cierta ocasión que, de no ser por ella y su “mediación”, él y yo no nos dirigiríamos la palabra. Bajo esa encubierta amenaza viví la pérdida de la relación tan estrecha que mantenía antes de la discusión con este miembro de mi familia durante todos esos años. Cuando se separaron y, ya que dicha separación coincidió con mi divorcio y ambos estábamos rotos y necesitábamos un hombro sobre el que llorar, nos reencontrarnos. Pese a lo duro de la situación que estábamos viviendo  ambos, aquel reencuentro fue maravilloso.

Hace unos días, viví un déjà vu y rompimos de nuevo esos lazos que pudimos volver a atar después de tanto tiempo. Es curioso pero no discutió conmigo esta vez y, sin embargo, me dolió igual que en aquella ocasión que ya habíamos superado tras la reconciliación. Después  del incidente comentó que, si había estado veinte años sin hablarme, podría pasar otros veinte más.

Y me vi de nuevo discutiendo por un puñetero microondas que se rompió tras calentarme un café. Y volvió a retumbar en mi cabeza la palabra “gilipollas” golpeándome la cara como una bofetada inmerecida, y volví a ver a una persona muy querida por ambos, de pie en el umbral de la puerta sin decir «esta boca es mía» para parar aquella estúpida disputa. Y volví a ver a este familiar tan querido como una persona extraña. Y he vuelto a preguntarme por qué ha sucedido todo esto, aunque, esta vez, los insultos no hayan sido para mí.

7 comentarios en “POR UN PUÑETERO MICROONDAS”

  1. Las cosas suceden, por el simple hecho de que tienen que ocurrir, con, o sin café calentado en microondas… El absurdo es un grado impredecible, tanto, que, “casi” el cien por cien de personas doctoradas “Honoris causa”. No tienen ni remota idea del porqué de la “avería”. Menos aún de lo que es un micro-ondas; aún así se creen técnicos en la materia y siguen jodiendo la marrana…
    Aquella persona tan querida, por mucho que se esforzara, no podía, mediar palabra.
    Tranquila, vive, se feliz, que veinte años, no son nada.

  2. Que 20 años es mucho tiempo, por un puñetero microondas, se compra otro y listo. Que los hacen para que duren poco tiempo, en 20 años no se le rompio ninguno a la otra persona? …seguro nadie se le enfado de esa manera

    1. No fue el microondas. Eso solo fue el detonante. Podría haber sido cualquier estupidez. Era la rabia contenida. Se habla poco y se enquista todo.

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